La leche materna es indiscutiblemente el mejor alimento que podemos ofrecer a nuestro recién nacido. Sin embargo, una madre no siempre va a poder o querer emplear este tipo de alimentación, debiendo usar lo que se denomina como lactancia artificial. Dentro de este grupo, se engloban todos los sucedáneos, fórmulas, leches en polvo o preparados destinados a alimentar a los recién nacidos y que han sido sintetizados o provienen de leche animal no humana.
Utilizar un método de lactancia u otro es una decisión personal que la madre debería reflexionar durante los 9 meses que dura el embarazo, teniendo en cuenta las principales ventajas e inconvenientes que presenta cada uno de los métodos. En este sentido, profesionales sanitarios como las matronas/es, pueden ser de gran utilidad ayudando a resolver dudas y ofreciendo asesoramiento para que tomen una decisión correctamente informadas.
Si por algún motivo de salud una madre no va a poder dar el pecho, o tiene muy claro que le dará biberón a su bebé, no tiene porqué sentirse culpable: una madre puede expresar el mismo cariño a su bebé y establecer un vínculo fuerte con él alimentándolo con un biberón.
Desventajas con respecto a la lactancia materna
La lactancia artificial está especialmente diseñada para alimentar a recién nacidos sin embargo, en comparación con la leche materna, cuenta con algunas desventajas como por ejemplo:
- Es menos digestiva: Pese a que los preparados para los bebés han mejorado mucho en los últimos años, su composición no se asemeja a la leche materna, siendo más difícil de digerir por parte del bebé.
- Los recién nacidos alimentados de fórmula tienen mayor riesgo de enfermedades de componente alérgico en el futuro (eccemas, asma, atopias, alergias a las proteínas de la leche, etc.) así como de otras patologías crónicas (diabetes, celiaquía, etc.)
- Los bebé alimentados de biberón cuentan con mayor riesgo de obesidad; este echo se debe a varios motivos. Por un lado, al dar biberón se suele dar más cantidad de la que el bebé necesita, ya que con el pecho, el bebé regula su ingesta en función de sus necesidades, no la madre. La leche artificial contiene mayor proporción de proteínas y mayor valor energético, con lo cual, a igual cantidad de leche, mayor consumo calórico.
- Aumenta la probabilidad de infecciones ya que el niño no está recibiendo la inmunidad pasiva a través de la leche materna, por tanto, el riesgo de enfermedades como las otitis, resfriados, etc. es mayor.
- Algunos estudios han demostrado que existe un mayor riesgo de muerte súbita en el recién nacido con respecto a los bebés que lactan de sus madres.
- Si no son correctamente preparadas, pueden poner en peligro la salud del bebé. Para ello es necesario saber cómo se debe preparar un biberón correctamente y con qué cantidad.
Ventajas de la lactancia artificial
No dar el pecho puede tener algunas ventajas para la madre, pero son siempre ventajas atribuibles al método (es decir, al biberón), no al tipo de leche que toman. Así pues, las siguientes ventajas también podemos obtenerlas si damos biberón al recién nacido pero con leche materna (propia o donada). Por ejemplo:
- Control: el biberón te permite saber exactamente la cantidad que está tomando.
- Libertad de movimientos: si la madre quiere hacer alguna escapada (comprar, cenar, ir al cine, etc.) puede hacerlo sin necesidad de mirar constantemente el reloj, ya que otra persona puede darle al recién nacido el biberón cuando lo necesite.
- Permite implicar al padre en la alimentación del lactante. En los casos enumerados anteriormente o si la madre está fuera en el trabajo, o simplemente necesita descansar más, el padre puede ocuparse de la alimentación del bebé administrando biberón.
Para todas las ventajas anteriores, si deseamos dar biberón con leche materna, lo que debemos tener planificada es la extracción de leche materna para poder emplearla mediante este método.
Tipos de leche artificial
En líneas generales las leches artificiales se dividen en tres tipos: leches de iniciación (las que se usan desde el nacimiento hasta los 4 – 6 meses de vida), las leches de continuación (las que se usan a partir de los 4 -6 meses) y las denominadas leches de crecimiento (o leches junior o leche 3) a partir del año de vida. Los tres tipos pueden encontrarse hoy en día en dos presentaciones diferentes: en polvo o preparadas para su uso (liquidas). Si bien el precio puede variar mucho de una marca a otra o dependiendo del tipo de leche elegida, las fórmulas listas para usar (leches líquidas) son las más costosas.
Por otro lado, y dentro de estos tipos, existen en el mercado una gran variedad de leches artificiales en función de su composición o de sus caracteristicas: fórmulas especiales para prematuros, leches hidrolizadas o hipoalergénicas, leches fortificadas (son formulas especiales para niños con bajo peso al nacer y que aportan nutrientes intermedios entre las fórmulas de inicio y las de los prematuros), leches (AE) o antiestreñimiento, etc. En nuestro entorno, todas las leches en el mercado están controladas por el Comité de Nutrición de la European Society of Pediatric Gastroenterology and Nutrition (ESPGAN) y el Comité Científico de Alimentación de la Comisión Europea, órganos encargados de recomendar y regular los contenidos de nutrientes que deben incluir estos preparados.
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