La rotura o la fisura de las membranas que forman la conocida «bolsa amniótica», es un hecho que puede suceder en cualquier momento del embarazo aunque en la mayoría de los casos (>80%) se va a producir de forma espontánea al término de la gestación, es decir, a partir de las 37 semanas. Si se produce antes del inicio del parto se le denomina rotura prematura de membranas y si a su vez se produce antes de las 37 semanas de embarazo, se le denomina rotura prematura de membranas pretérmino.
¿Cómo sé si he roto aguas?
La rotura de la bolsa (también llamada amniorrexis) se acompaña de una pérdida de líquido por la vagina que en ocasiones es muy evidente pero en otras no tanto, lo que en ambos casos es completamente normal. Algunas mujeres acuden al hospital completamente empapadas en líquido sin embargo otras muchas, van a referir que notan pérdidas de líquido o que mojan la ropa interior sin saber con certeza el origen del mismo.
Por lo general el líquido amniótico que rodea al bebé es transparente, ligeramente rosado, y en muchas ocasiones puede confundirse con otras pérdidas (principalmente orina o flujo vaginal). Debemos tener en cuenta que al final del embarazo es normal que aumente la cantidad de flujo y que éste tenga una consistencia más liquida, lo cual nos puede hacer dudar. Igualmente y por raro que nos pueda parecer, en ocasiones se van a producir pérdidas insensibles de orina debido al peso del útero y del bebé sobre la vejiga, además de que el esfínter que controla la salida de la orina se encuentra más laxo por la acción hormonal de la progesterona.
Si sospechas pérdidas de líquido, te aconsejamos que te cambies de ropa interior y que valores cuidadosamente si sigues manchando o no. En caso de que tras unas horas sigas sospechando pérdidas, acude a tu especialista con el fin de determinar si las membranas de la bolsa están rotas o se han fisurado. En tu hospital/clínica de referencia las matronas y los ginecólogos están altamente entrenados para diagnosticar si las pérdidas que notas provienen de dentro de la bolsa o por el contrario son de otro origen.
Para determinar la posible rotura, tras realizarte una breve historia clínica, se te va a realizar una exploración ginecológica. Mediante ésta, se introduce un espéculo en la vagina para observar si hay presencia y/o pérdidas de liquido tanto en reposo como tras realizar un esfuerzo (como por ejemplo toser fuertemente). Si se observa líquido y existen dudas sobre su origen, existen diversas herramientas que nos ayudan a discriminar su procedencia como por ejemplo las tiras reactivas de pH o mediante test específicos de proteínas presentes en el líquido amniótico. Estos test son rápidos e indoloros.
¿Por qué es importante conocer si se ha roto o fisurado la bolsa?
Pese a que es un hecho cotidiano y que en la mayoría de los casos no va a generar ningún problema (si se maneja de la forma apropiada), su rotura antes del parto es una de las causas más importantes de enfermedades infecciosas tanto para la madre como para el futuro recién nacido.
La bolsa amniótica tiene una función protectora durante el embarazo; al romperse, las probabilidades de que el bebé pueda adquirir una infección son algo mayores por este motivo, todas la sociedades científicas y protocolos a nivel internacional recomiendan comenzar con un tratamiento antibiótico a partir de las 12 – 18 horas de la rotura (dependiendo del protocolo que se siga) hasta el nacimiento del bebé.
La administración de antibióticos ante una rotura prolongada de la bolsa antes del parto se ha asociado en multitud de estudios científicos a un menor número de infecciones maternas (corioamnionitis), así como a una disminución en las infecciones y problemas en el neonato, sin embargo también se ha observado como su uso va a producir un retraso en el inicio espontáneo del parto. La elección del antibiótico y su frecuencia va a depender de ciertos criterios que los ginecólogos y/o los matronas determinarán a tu ingreso (como por ejemplo dependiendo del resultado de tu exudado vaginal, de las semanas de embarazo que tengas o de si eres alérgica o no a alguno de los antibióticos a emplear).
Conocer si la bolsa de ha roto con certeza o no nos va a permitir por otro lado valorar un dato importante que es el color del líquido. El líquido amniótico por lo general es transparente y de olor dulzón. La presencia de un líquido teñido (marrón/verdoso), muy machado de sangre o que presente un olor desagradable puede determinar un riesgo añadido para la madre o para el feto ante lo que tras su valoración puede que se indique un control más exhaustivo del bebé o que se finalice el parto lo antes posible.
¿Por qué se rompe la bolsa amniótica de forma espontánea?
Las causas que están detrás de esta rotura espontánea son muy variadas y en ocasiones, desconocidas. Se cree que pueda deberse a la combinación de varios factores como por ejemplo, la distensión de la bolsa más la acción de varias enzimas.
Independientemente a qué provoca la rotura, si se han observado como algunos factores pueden aumentar la probabilidad de que ésta se rompa antes de tiempo como por ejemplo, una distensión muy exagerada de la bolsa (cuando existe más liquido de la cuenta o ante embarazos múltiples), ante algunas técnicas del embarazo (como las técnicas invasivas), la presencia de infecciones, los cambios bruscos de presión, ante el déficit de algunas vitaminas o en aquellas madres que fuman.
Tengo la bolsa rota ¿qué va a pasar ahora?
Aunque en la televisión y en el cine siempre aparece la típica imagen de una mujer que rompe las aguas y justo después nace el bebé, esto es un hecho que ocurre mucho menos de lo esperado. Romper aguas no es un signo de parto inminente si bien es cierto que el 90% de las mujeres a término que rompen espontáneamente se ponen de parto en las 24 horas siguientes.
El manejo ante una embarazada con bolsa rota va a depender de varios factores como por ejemplo si se ha producido al final del embarazo o de forma prematura, del aspecto que presente el líquido amniótico, dependiendo del estado de la mama o del futuro bebé. En aquellos casos en los que existe alguna circunstancia que pueda comprometer el bienestar de la madre o de su futuro hijo se procederá a un manejo más activo, iniciando la estimulación del parto.
Cuando no existen factores de riesgo, el manejo puede variar de un sitio a otro. En la mayoría de los hospitales/clínicas de nuestro entorno, las embarazadas con una bolsa rota o fisurada son ingresadas en el hospital a la espera del inicio del parto y si este no se produce de forma natural, se inicia la inducción del mismo. En otros entornos como Reino Unido, las mujeres tras ser evaluadas (y si no presentan ningún otro factor de riesgo materno o fetal) se les da el alta con la prescripción de antibióticos a tomar en casa y con la condición de que vuelvan a las 24 – 48 horas si no se ha iniciado el parto antes o ante la presencia de algún factor de riesgo como la presencia de fiebre mayor de 37,8ºC o que se produzcan alteraciones en el color u olor del líquido.
¿Qué pasa si no me pongo de parto tras romper la bolsa?
Si tras la rotura de la bolsa de las aguas no se inicia el proceso del parto es posible que sea necesario inducir o estimular el inicio del mismo. Pero, ¿cuánto tiempo puede pasar? Este hecho ha sido muy debatido en los últimos años si bien es cierto que en la mayoría de los hospitales de nuestro entorno se establece un período de 24 horas antes de comenzar a provocar el parto (siempre y cuando el bebé y las condiciones del líquido y de la madre sean las apropiadas).
En algunos entornos (como Reino Unido) se espera hasta 48 horas para empezar a estimular el parto si este no se ha iniciado de forma espontánea por lo cual, esto nos debe hacer pensar que más que el numero de horas lo que verdaderamente importa es el cómo se pasan esas horas. Si existe un buen control, no hay factores de riesgo, se tiene la cobertura antibiótica apropiada,…no hay que por qué preocuparse.
Si pierdo mucho líquido… ¿tendré un parto seco?
La cantidad de líquido amniótico que existe dentro del saco no es una cantidad estática, pudiendo variar con muchos factores. Este líquido está compuesto de agua en 98% y es producido por la madre a partir del plasma de su sangre y por la acción de los riñones/pulmones del feto.
El término «parto seco» se aplicaba antiguamente ante partos difíciles, prolongados en los que se asoció que una de las causas de que el desarrollo del parto no fuera rápido podía ser el que se le agotara el líquido al bebé. Con el avance de las tecnologías y el desarrollo de la obstetricia se ha demostrado que no este hecho no es del todo cierto.
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- BIBLIOGRAFIA
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